Tras casi una década, esta semana volví a ser un graffitero.
Desde luego, no de los que andan con pintura en aerosol coloreando murallas, sino de los que usan el práctico sistema de reconocimiento de escritura popularizado por Palm hacia fines de los 90.
Y se equivocan si piensan que rescaté de la muerte a mi vieja m105. Un amable usuario de Twitter me hizo saber que Graffiti está disponible como una aplicación gratuita en la tienda Google Play para instalarla como método de entrada en el sistema Android. Por fin había valido la pena la compra de mi Galaxy Note con su (literalmente) sobrevalorado lápiz.
Me di cabezazos contra la muralla de felicidad. Escribir así es una de las cosas que más extrañaba desde que la necesidad de conectividad me obligó a jubilar mi fiel Palm TX a comienzos de 2010.
Es que aún en un mundo de teclados virtuales o de escritura directa sobre la pantalla, la magia de Graffiti posee algo poético. Algo en el hecho de que símbolos garabateados de la misma forma que se hacía hace miles de años sobre tablas de arcilla, salten al instante convertidos en bits caligráficos.
Por desgracia, la belleza de Grafitti sobre otros sistemas de reconocimiento de escritura también significó su perdición. En 2001, la falta de acuerdo entre Palm y Xerox, la compañía que lo inspiró, obligó a la primera a implantar su propio sistema, modificando sustancial (y estúpidamente) los gestos de escritura para irritación de quienes lo usábamos.
Para cuando Palm y Xerox llegaron a un acuerdo -previo pago de indemnización- en 2004 ya era demasiado tarde. BlackBerry y sus diminutas teclas habían comenzando a tomarse el mercado.
Eso me recuerda lo resistentes que hemos sido los seres humanos a cambiar nuestra principal forma de relacionarnos con las computadoras. No resulta extraño que los teclados sigan siendo sus componentes más antiguos, casi sin variaciones desde su debut en las primeras máquinas de escribir de Sholes, allá por 1870.
Más aún, ¿sabían que la actual disposición de la mayoría de los teclados del mundo -tan creativamente bautizada como QWERTY– se debe a que las letras usadas con mayor frecuencia en el idioma inglés debían separarse para evitar que sus tipos se trabaran al pulsarlos? Y pese a que llevamos más de medio siglo en que esta precaución ya no es necesaria, el orden de las teclas está tan arraigado en el inconsciente colectivo que ha sido imposible cambiarlo.
No. Ni siquiera el nuevo orden propuesto por August Dvorak en 1936, donde las teclas se reorganizaban para una mayor eficiencia al escribir logró destronar al viejo QWERTY que hasta hoy seguimos pulsando.
Es algo que va más allá de la simple voluntad. El año pasado le di una oportunidad a 8pen, una rueda de caracteres para Android que garantizaba velocidad e intuitividad al escribir en interfaces táctiles. Traté durante semanas. Les juro que lo hice, pero finalmente tuve que volver al teclado normal antes de sufrir un colapso nervioso.
Así las cosas, parece que el único reemplazante para el teclado, es la buena y vieja escritura manual que tan bien prodiga Graffiti. Para darle una prueba sigan este enlace. Si vienen del mundo de Palm y tienen un dispositivo con lápiz (aunque también funciona con el dedo), se sentirán directo como en casa. Sólo asegúrense de tener una lámina protectora porque van a darle como caja a la sección inferior de la pantalla.
Además les servirá como una capa adicional de seguridad: si les roban el teléfono, el ladrón se llevará un buen tiempo antes de dilucidar como se ocupa esa antigualla.
21 diciembre, 2013 a las 1:33 am
Igual que tu tuve una Palm TX, (de hecho tuve 2)que lamentablemente resulto un modelo muy defectuoso. la primera que tuve a los pocos meses sufrio una descalibracion de la pantalla por lo que el lapiz dibujaba en cualquier lado. Una prueba tipica era dibujar una linea vertical que en la pantalla quedaba inclinada. No hubo caso en reseteos o recalibraciones. Se volvio tan molesto que llame a la garantia y me la cambiaron por una nueva… que volvio a presentar el mismo problema a los pocos meses. Aun asi, la conserve, pero en adelante se sumaron otros fallos como que la bateria duraba casi nada o luego el fallo final (muy tipico) que era que el boton de encendido ya no operaba. Ahora (casi igual que tu again) tengo una tablet Galaxy 10.1 pero sin lapiz. que me defraudo cuando supe que no podria conectarla a ningun proyector por no contar con las librerias. En fin, uno nunca esta conforme 🙂