Si por algo vale la pena celebrar los cumpleaños, es por los autoregalos. No sólo se tiene la posibilidad de recibir exactamente lo que uno quiere (sería muy estúpido que fuera de otra manera), sino también de disfrutar aquella sensación anual de indulgencia que permite mandar el presupuesto al carajo.
Y más todavía si se cuenta con un cupón de $5.000 de Zmart para comprar videojuegos. Ellos sí que saben saludar en tu cumpleaños.
Mientras esperaba mi turno para pagar noté que el joven encargado de la tienda discutía con una clienta, una madre junto a un niño de 8 ó 9 años.
– «Señora, no le recomiendo llevar este juego. No es apropiado para la edad de su hijo», sentenció el locatario.
La mujer le dio una mirada al pequeño como si buscara su aprobación, pero este le devolvió una mirada aún más ansiosa.
– «No importa. Démelo igual».