Etiqueta: El Francotirador

Reedición Nº1

Y comenzando la ronda de republicaciones, este miércoles rescaté los primeros 6 artículos de mi archivo, para republicarlos de forma íntegra en sus fechas correspondientes.

Por un momento pensé en que sería buena idea actualizarlos, pero creo que si lo hiciera perderían su valor como referencia o a lo menos sentimental, así que los dejé tal cual fueron publicados. Eso sí, como no me consta que las fotos que usaba en ese tiempo estuvieran bajo Creative Commons, he preferido dejarlas fuera.

Los elegidos son:

06/09/2003 – En un principio…
La primera publicación de esta bitácora. Un asco, pero tiene valor testimonial.

06/06/2005 – The island of souls
Una historia que sólo mis lectores acérrimos recordarán. Me gusta por su ternura (y por cierto, aún no recuerdo quién era el sujeto).

28/03/2007 – Gatos y Embarazo: Mitos y Leyendas
Uno de los artículos que más me urgía recuperar. Lo considero de utilidad pública.

02/04/2007 – Starter Edition: El Windows de los pobres
Mi necesario mea culpa tras haber sido burdamente engañado por Microsoft.

15/06/2009 – Hemos creado un monstruo
Sí, a petición expresa de Stark, volvemos a brindar su belleza al mundo.

11/01/2011 – El blog más exitoso del mundo
A estas alturas, una carta fundamental de por qué vale la pena tener un blog.

Todo desde cero

Técnicamente, lo he perdido todo.

La frase es literal. Si han visitado mi blog en los últimos meses, se habrán percatado de que ha sufrido numerosos cambios gráficos y de contenidos, sin mencionar las múltiples partidas en falso.

Lo que en realidad sucedió es bastante triste: hace algo más de un año, algunos lectores me alertaron de que muchas publicaciones de mi bitácora tenían vínculos hacia sitios de spam. Asumí que serían comentarios que burlaron el filtro de Akismet, pero pronto se hizo evidente que el problema era más grave.

Se trataba de un (maldito) gusano que de alguna forma consiguió abrirse paso hasta mi base de datos y, desde ahí, extenderse a todos los archivos de mi blog, plagándolo con vínculos que invitaban a comprar Viagra, Cialis, extensores de pene y todo ese tipo de cosas que los machos cabríos no necesitamos.

Viéndome superado por la naturaleza virulenta del bicharraco, supe que era hora de llamar a la caballería. Mi amigo Juan Correa (aka PotterSys), miembro de la comunidad WordPress chilena, ofreció sus servicios, sólo para percatarse de que mi sitio ya estaba en necrosis. Durante semanas hizo lo posible por salvarlo -cortando, limpiando y volviendo a importar- pero ya no había forma de contener el avance Zerg.

Su recomendación final: borrar todo y volver a instalar.

A esas alturas ya estaba lo suficientemente cabreado con DreamHost, mi servicio de hosting desde 2007. Mis sospechas de que el desaguisado había sido culpa de ellos se vieron confirmadas cuando supe que unos amigos míos, quienes también tenían su sitio web hospedado en sus servidores, sufrieron el mismo problema, y pasaron por el mismo tortuoso proceso para resolverlo.

No era sólo eso lo que me molestaba. Desde hacía un par de años, la velocidad de respuesta de los servidores de DreamHost se había puesto cada vez peor, al punto de la exasperación. Tenía la impresión de que la firma había pasado de ser una empresa pequeña con un servicio de excelencia, a una gran empresa con un servicio mediocre.

Al final, la decisión fue obvia. Los amigos de DPS -el mismo hosting de BioBioChile- me ofrecieron casa y un nuevo comienzo. Desde cero.

Y ahora heme aquí, frente a un lienzo vacío. Tengo 10 años de escritos que deberé volver a cargar en el blog, uno por uno, en un proceso forzado que en realidad no es tan malo. Recorrer mis antiguos artículos es una buena forma de reevaluar los cambios (y ojalá la evolución) en mi vida. Más de alguna vez me he sorprendido ante mis propios escritos… para bien y para mal.

Lo único que tardaré un poco más en recuperar son sus comentarios. Republicarlos va a ser un trabajo tan arduo como necesario: este blog está hecho en un 50% por sus aportes y opiniones. Muchos de los artículos más memorables comenzaron como un comentario o una sugerencia. Después de todo, esa interacción es la clave del lenguaje de internet.

Así que pónganse cómodos. El show está sólo que empieza… otra vez.

El blog más exitoso del mundo

Cuando hablamos de blogs, hay 2 preceptos que jamás olvido.

El primero lo leí hace varios años. Tantos, que ya no recuerdo dónde. Se trataba de una ley respecto de los autores de una bitácora, y traducida del inglés, decía algo así como “la cantidad de veces que actualizas tu blog es inversamente proporcional a lo interesante que marcha tu vida”.

Por entonces la frase se me antojó bastante patética, ya que yo actualizaba mi blog cuando no diariamente, varias veces al día. Pero claro, eran otros tiempos. Tiempos en que mi trabajo no alcanzaba a satisfacer mi sed de escritura. Tiempos en que sentía la necesidad de demostrarle a los demás -y a mí mismo- muchas cosas. Tiempos difíciles en que la pantalla se convertía en el medio ideal de desahogo o, simplemente, de demostrar que me sentía solo.

Pero los tiempos cambian. En 2008 ingresé a trabajar a Radio Bío-Bío en Concepción y eso gatilló de forma progresiva algunos de los proyectos más importantes de mi vida, incluyendo el conocer a quien más tarde se convertiría en mi polola; más adelante, mi novia y; si todo sale bien, dentro de algunos días, mi esposa.

Sí, mi vida se puso interesante. Y este blog lo resintió.

Algunos de ustedes me hicieron saber con cariño que extrañaban los artículos de antaño y muchas veces motivaron darme el tiempo de lanzar alguna resurrección mensual. Otros me hicieron saber con mucho menos tino que -de alguna forma desconocida- yo tenía la obligación de actualizar para ellos. Un razonamiento divertido pero que, aún así, era una triste evidencia de lo abandonado que tenía este sitio.

Varias veces evalué cerrar el blog y con él, una etapa.

Sin embargo nunca me resolví a hacerlo. Y fue reflexionando poco después de año nuevo que descubrí no sólo la razón de eso, sino la razón por la que -al menos voluntariamente- nunca voy a hacerlo.

Se trata del segundo precepto. Uno que durante años sólo fue mi respuesta irónica ante la insistencia de algunos colegas en reportear “¿cuál es la receta para tener un blog exitoso?”.

En aquellos tiempos me hacían esa pregunta con mucha más frecuencia. En realidad, como actualmente no me la hacen en absoluto, queda claro que “exitoso” era en realidad una asociación a “popular”. Por eso, esperaban escuchar cosas al estilo de “publica sobre temas contingentes, expone tus puntos con claridad, incentiva al lector a debatir…”

Sin embargo, mosqueado, yo sólo retrucaba: “un blog exitoso es aquel que te hace feliz”.

Lo creía genuinamente. Lo sigo creyendo ahora. La respuesta la inspiró un pequeño blog anónimo al que no recuerdo cómo caí, que el autor dedicaba a relatar las cosas triviales que hacía durante el día (no, aún no había Twitter en ese entonces). En su encabezado, ponía: “Este blog tiene como fin compartir mis vivencias con mis 4 mejores amigos”.

Notable precisión, pues cada entrada no tenía más de 4 comentarios. Pero cada uno de ellos era la evidencia del cumplimiento cabal de la finalidad de la bitácora. Era el blog más exitoso que haya visto… pese a que nunca más me interesó volverlo a leer.

Algo similar me pasa con mi propio blog. Porque pese a su abandono y a que -comprensiblemente- gran parte de la comunidad que congregaba se ha marchado, su sola existencia contribuye a mi felicidad. A saber que tengo un espacio realmente mío para escribir cuando lo desee, sin presiones editoriales ni comerciales, sea dentro de un día, dentro de un mes, de un año o de diez.

Aquí seguirá mi blog. Como ese libro favorito que espera pacientemente en nuestra biblioteca casera que un día nos decidamos a releerlo, con sus páginas cargadas de historia, pero con la diferencia de que una bitácora tiene la potencialidad de ser extendida. De seguirse escribiendo hasta el infinito.

Este año me he propuesto volver a escribir aquí con más frecuencia, como un desafío personal. También me he propuesto implementar algunos cambios que he rumiado desde hace tiempo. Quizá lo regrese a sus orígenes en el análisis de medios, bajo la herededa premisa del “Qué no has notado hoy” de McLuhan. O quizá haga de él algo nuevo. He pospuesto hace mucho explorar mi veta literaria, que ya en algunas ocasiones se ha filtrado en estas páginas virtuales.

Quizá no le haga nada. Quizá mezcle todo un poco.

Pero pase lo que pase, siento esa cálida seguridad de que este seguirá siendo mi blog. El blog más exitoso del mundo. El que me hace feliz.

En un principio…

Ya son pasadas las cinco de la madrugada, y a pesar del sueño estoy feliz de haber podido habilitar este Weblog prácticamente sin ayuda (…excepto el comentario de alguien en los foros de Movable Type que me dio la idea para solucionar el escollo que me tenía estancado).

Durante los últimos días había estado pensando que el primer post sería un mensaje muy profundo, como una declaración de principios o algo por el estilo… la verdad es que a estas alturas, todo romanticismo me ha abandonado.

Será en la próxima.